Fases del
desarrollo de la organización sexual:
Organizaciones
pregenitales: zonas genitales todavía no han alcanzado papel hegemónico.
Oral: no hay diferenciación de opuestos (masculino-femenino). La actividad sexual no se ha separado de la nutrición, es decir, el niño toma la teta por una necesidad de alimentarse. Es el mismo objeto en las dos actividades. La meta sexual consiste en la incoporación del objeto. Ej. Chupeteo. (la zona erogena es la boca)
Sádico-Anal: organización de la líbido bajo la primacía de la zona erógena anal (ano como zona erogena). Es la primera fase en la que se constituye una polaridad activo - pasivo. La actividad es producida por la pulsión de apoderamiento a través de la musculatura del cuerpo. El órgano de la meta sexual pasiva se constituye ante todo en la mucosa erógena del intestino. Sus objetos no coinciden.
Fálica (esta fase
la introduce en “La organización genital infantil”): hay una
unificación de las pulsiones parciales bajo el primado de los órganos genitales
pero, a diferencia de la organización genital del adulto, el niño/niña no
reconoce en esta fase más que un sólo genital, el masculino y la oposición de
los sexos equivale a la oposición genital masculino-castrado.
Con el advenimiento de la pubertad se introducen
cambios que llevan la vida sexual infantil a su conformación normal definitiva.
La vida sexual era hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al
objeto sexual. Hasta ese momento actuaba partiendo de pulsiones y zonas
erógenas, independientemente unas de otras, buscaban placer en calidad de única
meta sexual. Ahora es dada una nueva meta sexual y para alcanzarla, todas las
pulsiones parciales cooperan, al par que las zonas erógenas se subordinan al primado
de la zona genital. La pulsión sexual se pone ahora al servicio de la función
de reproducción, se vuelve altruista.
Hay un placer provocado por la excitación de zonas
erógenas y el producido por el vaciamiento de las sustancias sexuales. El
primero es el placer previo en oposición al placer final. El placer final
depende de condiciones que solo se instalan con la pubertad. El placer previo
puede derivar un peligro para el logro de la meta sexual normal. Si el placer
previo es demasiado grande puede faltar fuerza pulsional para que el proceso
sexual siga adelante. La descarga de las sustancias sexuales pone fin a la
excitación sexual. Como hipótesis se expone que la acumulación de los
materiales sexuales crea y sostiene a la tensión sexual.
El hallazgo de objeto es propiamente un reencuentro:
hay un reencuentro con el objeto reprimido de la infancia (el pecho materno).
Se pierde el pecho materno cuando se descubre que el pecho no es propio sino de
la madre.
Entre
los dos tiempos de la sexualidad (infantil y la pubertad) hay un entretiempo,
un tiempo de frontera. En el entretiempo se construye el objeto. ¿siempre se
sigue el modelo narcisista o de apuntalamiento? No! También se puede seguir el
camino de la alteridad. La pulsión es altruista por esta al servicio de la
reproducción pero es también altruista porque se cede algo del egoísmo; se
desea recibir placer y también otorgar placer. Se concibe al otro como sujeto
de deseo.
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