lunes, 5 de agosto de 2013

Grassi, A: Los intereses de los jovenes

Grassi señala que los intereses son una construcción que responde a múltiples variables. Cada sociedad produce su propio discurso sobre sus modelos y valores, encarnando en los individuos quienes se convierten en portadores de los mismos. Los enunciados sociales determinan las formas con la cual se constituyen sujetos que van a integrarse a sistemas que le otorgan un lugar. Los intereses son entonces una construcción subjetiva, son la marca de una época, de una cultura. 
Decimos entonces que los intereses son construcciones como respuesta a diferentes variables según cada sociedad, a partir de los discursos sociales que circulan y condicionan modelos que luego encarnaran en sujetos portadores.
Desde el punto de vista del psicoanálisis cabe preguntarse sobre como cada sujeto produce sus investiduras libidinales, en tanto determinan la dirección de sus elecciones. Es de consideración de estos intereses del sujeto, la historia de sus elecciones amorosas, proyectos laborales, etc.

Hay una doble implicancia de los intereses:
-         -   El sujeto como constructo social.
-         - El sujeto como efecto de la particularidad de una historia que se fue orientando desde sus orígenes mismos.

La juventud y el acceso a su proyecto identificatorio: el fin de la infancia está marcado por el acceso a un proceso de historización (marca el inicio del entretiempo puberal), proceso de construcción-invención subjetiva, entre emblemas identificactorios que dependen del conjunto social y de las condiciones históricas, familiares, etc. 
Se define la identidad y el sí mismo. “ya no soy el que era”. ¿Quién soy ahora?.
Una larga historia de identificaciones con enunciados del discurso del conjunto social y familiar llevan al joven a una estación de recambio y des-identificaciones en la pubertad y adolescencia. Distintas alteraciones marcan al yo. 
Junto con el cuerpo, se renuevan sus intereses, ideales, objetos privilegiados, vínculos con otros. Nuevas referencias modelaran la imagen que el joven quiere para sí.
Con las marcas impresas de la historia infantil, de la pubertad y de la adolescencia, lo que caracteriza a la juventud es su PROYECCION ESPERANZADA en un futuro.

La juventud es interés libidinal expectante, anticipación de un proyecto posible y concretable, articulado a un futuro y a una identidad, y marcado por una espera no pasiva.
La proyección expectante del futuro que es búsqueda de la identidad como fundante de la subjetividad en la juventud, propio de cada sujeto, se co-construye y se sostiene socialmente, con lo cual es imposible considerar la identidad sin el marco de las relación otros. La juventud es búsqueda de identidad en el seno del grupo exogámico. Comienza a tener importancia la categoría del nosotros como grupo.
Se sostiene la transmisión valiosa de una apuesta esperanzada en el futuro y los vínculos con otros como expectativa y lugar de realizaciones. Uno de los pilares del psiquismo son los vínculos intersubjetivos. Grassi considera fundamental subrayar la capacidad de la esperanza por lo que lo implica como capacidad de espera de expectativa y registro posible de la experiencia del logro más allá del logro. Habla así de la esperanza en la inclusión social. Es importante la realización de operaciones que impliquen un proceso de des-identificación con la des-esperanza y la des-confianza en el otro, del otro.

La subjetividad en devenir en la juventud golpea la puerta del otro social, demanda confiabilidad en un futuro que aunque incierto esperanzador, esperante. Un lugar virtual donde vivir anticipadamente, un espacio imaginario en el cual se articulen significaciones social y subjetivamente acogedoras, un espacio hospedante, donde no sentirse extranjeros.

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