Grassi señala que los intereses son una construcción
que responde a múltiples variables. Cada sociedad produce su propio discurso
sobre sus modelos y valores, encarnando en los individuos quienes se convierten
en portadores de los mismos. Los enunciados sociales determinan las formas con
la cual se constituyen sujetos que van a integrarse a sistemas que le otorgan
un lugar. Los intereses son entonces una construcción subjetiva, son la marca
de una época, de una cultura.
Decimos
entonces que los intereses son construcciones como respuesta a diferentes
variables según cada sociedad, a partir de los discursos sociales que circulan
y condicionan modelos que luego encarnaran en sujetos portadores.
Desde el punto de vista del psicoanálisis cabe
preguntarse sobre como cada sujeto produce sus investiduras libidinales, en
tanto determinan la dirección de sus elecciones. Es de consideración de estos
intereses del sujeto, la historia de sus elecciones amorosas, proyectos
laborales, etc.
Hay una doble implicancia de los intereses:
- - El sujeto como constructo social.
- - El sujeto como efecto de la particularidad de
una historia que se fue orientando desde sus orígenes
mismos.
La juventud y el acceso a su proyecto
identificatorio: el fin de la infancia está marcado por el acceso a un proceso
de historización (marca el inicio del entretiempo puberal), proceso de
construcción-invención subjetiva, entre emblemas identificactorios que dependen
del conjunto social y de las condiciones históricas, familiares, etc.
Una
larga historia de identificaciones con enunciados del discurso del conjunto
social y familiar llevan al joven a una estación de recambio y
des-identificaciones en la pubertad y adolescencia. Distintas alteraciones
marcan al yo.
Junto con el cuerpo, se renuevan sus intereses, ideales, objetos
privilegiados, vínculos con otros. Nuevas referencias modelaran la imagen que
el joven quiere para sí.
Con las marcas impresas de la historia infantil, de
la pubertad y de la adolescencia, lo que caracteriza a la juventud es su PROYECCION
ESPERANZADA en un futuro.
La juventud es
interés libidinal expectante, anticipación de un proyecto posible y
concretable, articulado a un futuro y a una identidad, y marcado por una espera
no pasiva.
La proyección expectante del futuro que es búsqueda
de la identidad como fundante de la subjetividad en la juventud, propio de cada
sujeto, se co-construye y se sostiene socialmente, con lo cual es imposible considerar la identidad sin el
marco de las relación otros. La juventud es búsqueda de identidad en el seno
del grupo exogámico. Comienza a tener importancia la categoría del nosotros
como grupo.
Se sostiene la transmisión valiosa de una apuesta
esperanzada en el futuro y los vínculos con otros como expectativa y lugar de
realizaciones. Uno de los pilares del psiquismo son los vínculos
intersubjetivos. Grassi considera fundamental subrayar la capacidad de la
esperanza por lo que lo implica como capacidad de espera de expectativa y
registro posible de la experiencia del logro más allá del logro. Habla así de
la esperanza en la inclusión social. Es importante la realización de
operaciones que impliquen un proceso de des-identificación con la des-esperanza
y la des-confianza en el otro, del otro.
La subjetividad en devenir en la juventud golpea la
puerta del otro social, demanda confiabilidad en un futuro que aunque incierto
esperanzador, esperante. Un lugar virtual donde vivir anticipadamente, un
espacio imaginario en el cual se articulen significaciones social y
subjetivamente acogedoras, un espacio hospedante, donde no sentirse
extranjeros.
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