Es concebido el yo como la parte del ello modificada por el
influjo del sistema de percepcion, el subrogado del mundo exterior real en lo
anímico. Se agrega algo mas: un grado en el interior del yo, una diferenciación
dentro de él que se llama ideal del yo o supeyó.
La trasposición de libido de objeto en libido narcisista
conlleva una resignación de las metas sexuales, una desexualizacion y por tanto
una suerte de sublimación.
Génesis del ideal del yo: tras este se esconde la identificación
primaria, la identificación con el padre de la prehistoria personal. Es una
identificación directa e inmediata. El niño varón desarrolla tempranamente una
investidura de objeto hacia la madre a partir del pecho materno y del padre se
apodera por identificación. Por un tiempo, estos vínculos marchan juntos, pero
por el refuerzo de los deseos sexuales hacia la madre y por la percepcion de
que el padre es un obstáculo frente a estos deseos, nace el complejo de Edipo.
La identificación padre cobra valor hostil (el padre como rival).
Con la demolición del complejo de Edipo tiene que ser resginada
la investidura de objeto de la madre. Puede tener dos diversos remplazos: una
identificación con la madre o un refuerzo de la identificación padre. El ultimo
es el desenlace mas normal. la masculinidad experimentaría una reafirmación en
el carácter del varon por obra del sepultamiento del Edipo. Análogamente, la
actitud edipica de la niña puede desembocar en un refuerzo de su identificación
madre o que afirme su carácter femenino.
Puede haber un complejo de Edipo normal y positivo o un complejo
de Edipo negativo.
El superyó no es simplemente un residuo de las primeras
elecciones de objeto del ello sino que tiene la significatividad de formación
reactiva frente a ellas. Hay una doble faz del superyó que conservara el
carácter del padre y cuanto mas intenso fue el complejo de Edipo y mas rápido
se produjo su represión, tanto mas riguroso devendrá después el imperio del
superyó como conciencia moral.
El superyó es la agencia representante del vinculo parental. Es
la herencia del complejo de Edipo.
Mientras que el yo es el representante del mundo exterior, de la
realidad…el superyó se le enfrenta como abogado del mundo interior, del ello.
La tensión entre las exigencias de la conciencia moral y las
operaciones del yo es sentida como sentimiento de culpa
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