El complejo
de Edipo revela su significación como fenómeno central del periodo sexual de la
primera infancia y después cae sepultado, siendo seguido por el periodo de
latencia.
La
observación que por fin pone quiebra a la incredulidad del niño es la de los
genitales femeninos. El niño llega a ver la región genital de una niña y con
esto se vuelve representable la pérdida del propio pene teniendo efecto con
posterioridad la amenaza de castración.
La autoridad del padre, o de ambos progenitores hace a la formación del
núcleo del superyó (voz de la conciencia). También el
sexo femenino desarrolla un complejo de Edipo, un superyó y un periodo de
latencia. ¿Puede atribuírsele también una organización fálica y un complejo de
castración? La respuesta es afirmativa, pero las cosas no suceden de igual
manera que en el varón. El clítoris
de la niña se comporta al comienzo en un todo como un pene. Durante un tiempo
se consuela con la expectativa de que después, cuando crezca el pene, ella
tendrá un apéndice tan grande como el muchacho. La niña no
comprende su falta de pene como un carácter sexual, sino que lo explica
mediante el supuesto de que una vez tuvo un miembro igualmente grande, y
después lo perdió por castración.
Así, se
produce esta diferencia esencial: la niña acepta la castración como un hecho
consumado, mientras que el niño tiene miedo a la posibilidad de la castración. La niña se
desliza del pene al hijo; su complejo de Edipo culmina en el deseo, alimentando
por mucho tiempo, de recibir como regalo un hijo del padre. El complejo de
Edipo es abandonado porque este deseo no se cumple nunca.
Cabe destacar que el Complejo de Edipo tiene lugar en la fase falica que se ubica entre la anal y la genital y el niño
empieza a construir su posición sexual; se pone en juego la diferencia de los
sexos. Los niños adjudican el miembro masculino a todas las personas y cuando
dan cuenta de que esto no es así en realidad, dividen en fálicos y castrados,
interpretando la falta de pene como una castración. El niño adjudica la
castración a su propia persona: “el tenerlo implica también la posibilidad de
perderlo”. A esto llamamos amenaza de castración.
¿Qué es una
madre? Aquella mujer señalada como prohibida (prohibición del incesto)
En la
prohibición del incesto el niño cae bajo amenaza de castración: Para
preservar sus genitales, sale del complejo de Edipo.
Complejo
de castración: el
niño abandona a la madre como objeto de amor para tomar a otras mujeres; así,
sale dele Edipo. Para masculinizarse, el hombre debe caer castrado, se conjugan
la castración paterna y materna. La castración cae sobre su propia persona.
¡¡¡¡EL
COMPLEJO DE EDIPO CAE BAJO UN OLVIDO RADICAL!!!
¿Qué queda
del complejo de Edipo?
-
Se
incorpora la ley: el niño ya no necesita la amenaza del padre
-
La
fantasía: se conserva el vinculo erótico en la fantasía (cicatriz del complejo
de Edipo)
NIÑA: hay una
simetría con el niño respecto a la fase pre-edipica
La mujer debe
abandonar a la madre a diferencia del hombre. ¿De qué elemento se sirve para la
separación? Del complejo de castración.
LA ASIMETRIA DEL COMPLEJO DE EDIPO EN
EL NIÑO Y EN LA NIÑA ESTA SOSTENIDA POR EL COMPLEJO DE CASTRACION
La niña,
presa de la envidia del pene, se comporta al comienzo como un niño en la fase
pre-edipica e intenta luego resarcirse de la diferencia: confronta que no lo
tiene y la madre tampoco. Aparece una hostilidad hacia la madre por no “haberla
hecho tan bien”. Toma entonces a la madre como objeto rival pero se identifica
con la misma (conserva algo del objeto mas allá de haber renunciado a él). Se
dirige al padre como objeto de amor: ¿mama, porque lo tratas así a papa? La
niña “le pide” a la madre un pene. Renuncia luego a este deseo de pene, pero lo
sustituye por el deseo de un “hijo”. En el Edipo, la niña juega al papa y a la
mama, donde la muñeca no es ella misma sino una hija.
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