Nasio expone que las crisis son necesarias para el
crecimiento del niño y del adolescente. Se identifican siete crisis que llevan
a la maduración. Lo importante no es la crisis misma sino la lógica generadora de la crisis. Cada crisis se define como la
expresión final de tres movimientos: lo que el niño perdió, lo que el niño gano
y lo que el niño conserva.
Siete crisis: 1- nacimiento. 2- 3 y 6 meses. 3-
descubrimiento del lenguaje y aparición de la marcha (1 a 3 años). 4- la
primera escolarización (2 y 5 años). 5- el descubrimiento de la vida anterior
(6 y 7 años). 6- descubrimiento del amor por fuera de la familia (13 y 15
años). 7- la salida del hogar (18 y 25 años).
La adolescencia es una etapa de conflicto permanente,
periodo difícil para el adolescente y para su familia. Se instala allí lo que
llamamos una neurosis. Una neurosis es justamente una tensión dolorosa entre un
cuerpo que reclama exteriorizarse y un superyó (conciencia moral) que inhibe e impide esa
exteriorización. Esta lucha crea comportamientos contradictorios consigo mismo
y frente a los padres. Definimos entonces a la neurosis como una incoherencia
de sentimientos y de comportamientos, incoherencia entre el cuerpo y la cabeza
del joven, y una incoherencia en las relación de él con los otros. Se produce
una desgarramiento interno y un conflicto externo, un conflicto intrasubjetivo
(con los padres porque de ellos depende) y un conflicto intersubjetivo. El
problema de la neurosis es el hecho de amar y odiar a aquel del cual dependo.
Si no hay relación de dependencia no hay neurosis.
La
adolescencia se acaba y la neurosis también cuando el joven ya no vive más en
una relación de dependencia financiera con sus padres. Se termino la
adolescencia y la neurosis como neurosis de crecimiento. Entonces la
adolescencia es un periodo que comienza con la pubertad y termina con la
emancipación financiera. Habla Nasio de una neurosis sana y necesaria ya que se
disipa inevitablemente sin tratamiento psicológico ni medicamentos. El mejor
consejo para los padres es tener paciencia.
Hay tres categorías según la intensidad del
sufrimiento del adolescente, un sufrimiento inconsciente, un sufrimiento al que
no puede atribuirse un nombre:
Sufrimiento moderado: el adolescente como neurótico
histérico
Sufrimiento intenso: no hay síntomas neuróticas ni
comportamientos contradictorios sino por comportamientos peligrosos para el y
para el medio (drogas duras, bulimia, anorexia, delincuencia
Sufrimiento extremo: patologías mentales propias a
esta edad como la esquizofrenia, neurosis obsesiva severa y fobias.
Hay tres tiempos: 1- identificar lo que siento. 2-
nombrar lo que siento. 3- declarar lo que siento. Son tres gestos mentales que
el adolescente tiene mucha dificultad para simbolizar.
Nasio habla de un adolescente no enlutado. El
adolescente pierde su infancia pero no está abrumado por la pena de la perdida.
La tristeza no lo invade. Puede percibir por ejemplo el alejamiento de sus
sueños de niño y aca esta lo creativo: el adolescente no enlutado asume los
cambios, asume un nuevo cuerpo. La adolescencia es un duelo, un duelo de la
infancia. El adolescente no enlutado no puede perder tiempo en estar triste
porque debe responder a nuevas exigencias.
El niño depende y quiere depender. El adolescente
necesita y quiere independizarse. Esta lucha lo tensiona. La dependencia es un
hecho y la independencia una aspiración, un deseo. Los adolescentes parecen
olvidar que el otro del cual dependen son es fundamental para crecer. Es al
final de la adolescencia en donde aprendemos a valorar la dependencia. Un
adolescente termina su adolescencia cuando entendió que la dependencia es una
necesidad.
Dependiente no significa estar sometido. La
dependencia es un factor favorable para el propio desarrollo. El sometimiento
es una supresión de los deseos a favor del deseo del otro. Nasio distingue una
dependencia sana y una patológica. La dependencia patológica es la que
destruye, anula o suprime las propias capacidades mientras que la dependencia
sana es la que estimula el crecimiento.
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