miércoles, 3 de julio de 2013

Gergen. El yo saturado

Las nuevas tecnologías permiten mantener relaciones, directas o indirectas, con un circulo cada vez más amplio de individuos  y en consecuencia estamos alcanzando un estado de saturación social. Gergen desea examinar el impacto de la saturación social en la manera como conceptualizamos nuestro yo y las pautas de vida social que le son anexas. Nuestro vocabulario relativo a la comprensión del yo se ha modificado a lo largo del siglo, y con él, el carácter de los intercambios sociales. Así, se está forjando una nueva cultura.  Nuestro idioma dispone de un vocabulario muy rico para la expresión de las emociones.  A medida que se expande el vocabulario de la expresión del yo también lo hace el repertorio de las relaciones humanas.  El lenguaje del yo individual esta entramado prácticamente en la totalidad de nuestras relaciones cotidianas. Sin el lenguaje del yo, de nuestros caracteres, estado y procesos, la vida social seria irreconocible.
La saturación social nos proporciona una multiplicidad de lenguajes del yo incoherentes y desvinculados entre sí. La  fragmentación de las concepciones del yo es consecuencia de la multiplicidad de relaciones, también incoherentes y desconectadas que nos impulsan en muchas direcciones diferentes, algo que incita a desempeñar una variedad de roles, pues el yo saturado deja de ser un yo. Para contrastar el enfoque del yo con el romántico y el moderno, Gergen equipara la situación del yo con las condiciones inherentes al posmodernismo.
El posmodernismo esta signado por una pluralidad de voces que rivalizan por el derecho a la existencia y compiten entre si para ser aceptadas como expresión de lo verdadero y lo bueno. En un mundo posmoderno cobramos creciente conciencia de que los objetos de los que hablamos “no están en el mundo” sino que son el producto de nuestras perspectivas particulares. En las condiciones vigentes del posmodernismo, las personas existen en un estado de construcción y reconstrucción permanente: es un mundo en el que todo lo que puede ser negociado vale.
Al absorber las opiniones, valores y perspectivas de otros, ingresamos en la conciencia posmoderna, en un mundo en el que ya no experimentamos un sentimiento conformado del yo y en el que cada vez tenemos mayores dudas sobre la condición de una identidad apropiada.
Gergen desea reunir los múltiples momentos aislados de toma de conciencia en un cuadro global del cambio tecnológico que ya penetrando cada vez más en nuestras interpretaciones y relaciones y va a concluir analizando a la multifrenia: la fragmentación y colonización del yo.

Cada verdad sobre nosotros mismos es una construcción momentánea, valida solo para una época o espacio de tiempo determinado y en la trama de ciertas relaciones. A medida que el individuo se ve inmerso en un conjunto de relaciones cada más amplio, siente crecientemente a su yo como un manipulador estratégico. La etapa final de la transición hacia lo posmoderno se alcanza cuando el yo de desvanece por completo y desaparece en un estado de racionalidad.
Las tecnologías de saturación social son centrales en la supresión del yo individual. El autor indaga de qué forma la saturación social llega invadir la vida cotidiana y como, al asociarse uno al entorno social, termina por reflejarlo. Hay una colonización del yo que refleja la fusión de identidades, dando lugar a un estado multifrenico en el que comienza a expermientarse el vértigo de la multiplicidad.
Hace un siglo las relaciones sociales se reducían a relaciones personales y tenían lugar en el seno de péquelas comunidades: familia, vecinos, pueblo de residencia. Las palabras y rostros con que uno se topaba eran casi siempre las mismas. Hoy, la pequeña comunidades quedo prácticamente sepultada. Como consecuencia del desarrollo tecnológico, la vida actual es un “mar de relaciones sociales” según el autor. Radio, tv, diarios, correos, carteles: oleadas de rostros nuevos aparecen constantemente. Por obra de las tecnologías de este siglo, aumentan continuadamente la cantidad y variedad de las relaciones que entablamos, la intensidad de las mismas, su duración. Cuando este aumento se vuelve extremos, se llega un estado de SATURACION SOCIAL.

Multiplicación de relaciones: merecen destacarse 2 aspectos de esta expansión:
-          La perseverancia del pasado: antes, el alejamiento de una persona implicaba una perdida. Hoy, ni la distancia ni el tiempo constituyen un serio inconveniente para una relación. Podemos contactarnos a miles de km de distancia gracias a las nuevas tecnologías.
-          Aceleración del futuro: a medida que se conserva el pasado, se acelera el futuro. El ritmo de las relaciones aumenta y quizás se concreten en pocos días o semanas procesos para los que antes se necesitaban meses o años.
aparecen nuevas pautas de relación. En la comunidad cara a cara, el individuo participa en un conjunto cerrado de relaciones con familiares y amigos. La tecnología de la época actual además de ampliar el conjunto de relaciones, modificas las preexistentes: al desplazarse del vínculo cara a cara al vinculo electrónico, las relaciones con frecuencia se alteran. Pueden tener lugar en cualquier sitio y ocultan la información visual (movimientos, gestos). Como consecuencia, hay una tendencia a crear al otro imaginario con el cual relacionarse.
De las nuevas formas de relación que el proceso de saturación ha contribuido a gestar, hay 2 que se destacan:
-          Relación de amantes amigables: la creencia de que uno se casa llevado por un amor verdadero aun existe, pero en la medida que el mundo social se satura cada vez más, tales relaciones resultan poco realistas. Turf: "No tengo tiempo para saber...si hay un amor ideal"
-          Relación de microondas: la saturación social ha interferido en la concepción tradicional del núcleo íntimo de la familia. Hoy es muy probable enviar a niños a las guarderías, la actividad social de los hijos se reparte en diferentes puntos de la ciudad, el marido y su mujeres trabajan fuera de casa, etc. LA CANTIDAD ES REEMPLZADA POR LA CALIDAD.

Se destacan 3 rasgos de la multifrenia:

El vértigo de la valoración: la tecnología de la saturación social suprimió el tiempo y el espacio. Ahora el pasado puede renovarse de continuo (por medio de grabaciones, videos, etc.) y la distancia ya no levanta barreras para un intercambio fluido. Al introducir a otros en el yo, se infiltran sus gustos y preferencias, objetivos y valores. Querer algo reduce las propias opciones a no querer tenerlo. Asi a medida que se suman al yo los demás y sus deseos se vuelven nuestros, se amplian nuestras metas. (ser). Al desenvolverse las relaciones, sus participes quedan definidos por lo que hacen en cada situacion. Amigos, amantes, maestros, etc. (ser con)

El ascenso de la insuficiencia: se refiere a una infiltración en la conciencia cotidiana de la duda sobre si mismo, una sensación de insuficiencia que agobia las actividades que se emprenden. Esa sensación de insuficiencia es un producto colateral de la colonización del yo y de los espectros sociales: espectro del padre: honradez y esfuero. Espectro de la madre: comprensión y cariño. Espectro de un amigo: la salud corporal. Además, los medios de comunicación lo exponen a uno a una serie de nuevos criterios para calificarse.


El receso de la racionalidad: se centra en la racionalidad de las decisiones cotidianas, en la que uno intenta ser razonable. La racionalidad depende de que se compartan ciertas opiniones: de que cada uno haya incorporado los puntos de vista de otros. La identificación con otros convierte a estas buenas razones en racionalizaciones. La racionalidad es consecuencia de la participación social. A medida que se amplian nuestras relaciones, la validez de cada racionalidad corre peligro. Lo que es racional en una relación es cuestionable o absurdo desde el punto de vista de otra.

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