Las nuevas tecnologías permiten mantener relaciones,
directas o indirectas, con un circulo cada vez más amplio de individuos y en consecuencia estamos alcanzando un
estado de saturación social. Gergen desea examinar el impacto de la saturación
social en la manera como conceptualizamos nuestro yo y las pautas de vida
social que le son anexas. Nuestro vocabulario relativo a la comprensión del yo
se ha modificado a lo largo del siglo, y con él, el carácter de los
intercambios sociales. Así, se está forjando una nueva cultura. Nuestro idioma dispone de un vocabulario muy rico para
la expresión de las emociones. A medida
que se expande el vocabulario de la expresión del yo también lo hace el
repertorio de las relaciones humanas. El
lenguaje del yo individual esta entramado prácticamente en la totalidad de
nuestras relaciones cotidianas. Sin el lenguaje del yo, de nuestros caracteres,
estado y procesos, la vida social seria irreconocible.
La saturación social nos proporciona una multiplicidad de lenguajes del yo incoherentes y
desvinculados entre sí. La fragmentación
de las concepciones del yo es consecuencia de la multiplicidad de relaciones,
también incoherentes y desconectadas que nos impulsan en muchas direcciones
diferentes, algo que incita a desempeñar una variedad de roles, pues el yo
saturado deja de ser un yo. Para contrastar el enfoque del yo con el romántico
y el moderno, Gergen equipara la situación del yo con las condiciones
inherentes al posmodernismo.
El posmodernismo esta signado por una pluralidad de
voces que rivalizan por el derecho a la existencia y compiten entre si para ser
aceptadas como expresión de lo verdadero y lo bueno. En un mundo posmoderno cobramos
creciente conciencia de que los objetos de los que hablamos “no están en el
mundo” sino que son el producto de nuestras perspectivas particulares. En las
condiciones vigentes del posmodernismo, las personas existen en un estado de
construcción y reconstrucción permanente: es un mundo en el que todo lo que
puede ser negociado vale.
Al absorber las opiniones, valores y perspectivas de
otros, ingresamos en la conciencia posmoderna, en un mundo en el que ya no
experimentamos un sentimiento conformado del yo y en el que cada vez tenemos
mayores dudas sobre la condición de una identidad apropiada.
Gergen desea reunir los múltiples momentos aislados
de toma de conciencia en un cuadro global del cambio tecnológico que ya
penetrando cada vez más en nuestras interpretaciones y relaciones y va a
concluir analizando a la multifrenia: la fragmentación y
colonización del yo.
Cada verdad sobre nosotros mismos es una construcción
momentánea, valida solo para una época o espacio de tiempo determinado y en la
trama de ciertas relaciones. A medida que el individuo se ve inmerso en un
conjunto de relaciones cada más amplio, siente crecientemente a su yo como un
manipulador estratégico. La etapa final de la transición hacia lo posmoderno se
alcanza cuando el yo de desvanece por completo y desaparece en un estado de
racionalidad.
Las tecnologías de saturación social son
centrales en la supresión del yo individual. El autor indaga de qué forma la
saturación social llega invadir la vida cotidiana y como, al asociarse uno al
entorno social, termina por reflejarlo. Hay una colonización del yo que refleja
la fusión de identidades, dando lugar a un estado multifrenico en el que
comienza a expermientarse el vértigo de la multiplicidad.
Hace un siglo las relaciones sociales se reducían a
relaciones personales y tenían lugar en el seno de péquelas comunidades:
familia, vecinos, pueblo de residencia. Las palabras y rostros con que uno se
topaba eran casi siempre las mismas. Hoy, la pequeña comunidades quedo
prácticamente sepultada. Como consecuencia del desarrollo tecnológico, la vida
actual es un “mar de relaciones sociales” según el autor. Radio, tv, diarios,
correos, carteles: oleadas de rostros nuevos aparecen constantemente. Por obra
de las tecnologías de este siglo, aumentan continuadamente la cantidad y
variedad de las relaciones que entablamos, la intensidad de las mismas, su
duración. Cuando este aumento se vuelve extremos, se llega un estado de
SATURACION SOCIAL.
Multiplicación de relaciones: merecen
destacarse 2 aspectos de esta expansión:
-
La perseverancia del pasado: antes,
el alejamiento de una persona implicaba una perdida. Hoy, ni la distancia ni el
tiempo constituyen un serio inconveniente para una relación. Podemos
contactarnos a miles de km de distancia gracias a las nuevas tecnologías.
-
Aceleración del futuro: a medida que
se conserva el pasado, se acelera el futuro. El ritmo de las relaciones aumenta
y quizás se concreten en pocos días o semanas procesos para los que antes se
necesitaban meses o años.
aparecen nuevas pautas de relación. En la comunidad
cara a cara, el individuo participa en un conjunto cerrado de relaciones con
familiares y amigos. La tecnología de la época actual además de ampliar el
conjunto de relaciones, modificas las preexistentes: al desplazarse del vínculo
cara a cara al vinculo electrónico, las relaciones con frecuencia se alteran.
Pueden tener lugar en cualquier sitio y ocultan la información visual
(movimientos, gestos). Como consecuencia, hay una tendencia a crear al otro
imaginario con el cual relacionarse.
De las nuevas formas de relación que el proceso de
saturación ha contribuido a gestar, hay 2 que se destacan:
-
Relación de amantes amigables: la
creencia de que uno se casa llevado por un amor verdadero aun existe, pero en
la medida que el mundo social se satura cada vez más, tales relaciones resultan
poco realistas. Turf: "No tengo tiempo para saber...si hay un amor ideal"
-
Relación de microondas: la saturación social ha interferido en
la concepción tradicional del núcleo íntimo de la familia. Hoy es muy probable
enviar a niños a las guarderías, la actividad social de los hijos se reparte en
diferentes puntos de la ciudad, el marido y su mujeres trabajan fuera de casa,
etc. LA CANTIDAD ES REEMPLZADA POR LA CALIDAD.
Se destacan 3 rasgos de la multifrenia:
El vértigo de la valoración: la tecnología de
la saturación social suprimió el tiempo y el espacio. Ahora el pasado puede
renovarse de continuo (por medio de grabaciones, videos, etc.) y la distancia
ya no levanta barreras para un intercambio fluido. Al introducir a otros en el
yo, se infiltran sus gustos y preferencias, objetivos y valores. Querer algo
reduce las propias opciones a no querer tenerlo. Asi a medida que se suman al
yo los demás y sus deseos se vuelven nuestros, se amplian nuestras metas.
(ser). Al desenvolverse las relaciones, sus participes quedan definidos por lo
que hacen en cada situacion. Amigos, amantes, maestros, etc. (ser con)
El ascenso de la insuficiencia: se refiere a
una infiltración en la conciencia cotidiana de la duda sobre si mismo, una
sensación de insuficiencia que agobia las actividades que se emprenden. Esa
sensación de insuficiencia es un producto colateral de la colonización del yo y
de los espectros sociales: espectro del padre: honradez y esfuero. Espectro de
la madre: comprensión y cariño. Espectro de un amigo: la salud corporal.
Además, los medios de comunicación lo exponen a uno a una serie de nuevos
criterios para calificarse.
El receso de la racionalidad: se centra en la
racionalidad de las decisiones cotidianas, en la que uno intenta ser razonable.
La racionalidad depende de que se compartan ciertas opiniones: de que cada uno
haya incorporado los puntos de vista de otros. La identificación con otros
convierte a estas buenas razones en racionalizaciones. La racionalidad es
consecuencia de la participación social. A medida que se amplian nuestras
relaciones, la validez de cada racionalidad corre peligro. Lo que es racional
en una relación es cuestionable o absurdo desde el punto de vista de otra.
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